Durante el mes de agosto más de 500 directivos y coordinadores de colegios de Santiago, Viña del Mar, Antofagasta, Concepción y Temuco se reunieron a reflexionar sobre cuáles son sus debilidades y fortalezas para enfrentar hoy la construcción de una escuela inclusiva.
Las preguntas que surgieron en medio de las charlas Educar para el Futuro, en su ciclo “Atención a la Diversidad” , fueron lideradas por Paulina Godoy, experta que encabezó los estudios en los que se basa el actual Decreto , y Marcela Briceño, jefa de Inclusión Educativa en Santillana Chile.
Hoy, la visibilidad cada vez mayor de estudiantes con discapacidad, el aumento de niños con dificultades de aprendizaje o con problemas emocionales o conductuales, y el creciente número de inmigrantes, hace que la diferencia de niveles en una misma sala de clases sea patente y complejo de gestionar.
Muchos directivos ya están trabajando en el proceso de implementar una cultura y prácticas más inclusivas, que lógicamente significarán entregarles apoyos específicos, recursos, tiempo y espacios apropiados a los profesores para que ellos puedan atender a todos sus estudiantes con mayor efectividad y calidad. Esta multiplicidad de variables que hay que manejar hacen que el proceso sea un poco más lento que el esperado.
En Santillana Chile hace 5 años que tenemos el área específica Inclusión Educativa, que se involucra en todos los proyectos que desarrollamos, además de crear contenidos propios como Excelencia, propuesta pedagógica que agrupa diferentes programas que comparten el objetivo de abordar la atención a la diversidad priorizando el trabajo de los objetivos de aprendizaje (Programa de Refuerzo y Ampliación, Programa Pedagógico Avanza y el Programa de Evaluaciones Curriculares Inclusivas).
Tras las charlas, nos vamos con muchas inquietudes que esperamos ayudar a resolver, pero con la convicción de que estamos en un buen camino para ser un real apoyo en el reto que enfrentan hoy las escuelas de cómo gestionar la diversidad de su alumnado.